Muchas parejas heterosexuales disfrutan con la penetración anal e incluso en algunos casos, es la mujer quien juega el papel dominante.
La penetración anal puede resultar muy placentera para muchos hombres, ya que además de ser una zona con muchas terminaciones nerviosas es donde se localiza la próstata (zona que al estimularla puede ser muy placentera).
Es una práctica que le da a la mujer el rol de dominación, quedando el hombre en una total postura de sumisión. Para los iniciados todo inicia una tarde de compras, ellos suelen elegir el grosor y ellas, el color del juguetito. Dicen que suelen salir muy contentos y frotándose las manos por la experiencia que les espera.
En el caso de la mujer, la satisfacción sexual puede darse a través de la penetración, si se está utilizando un arnés doble; es decir mientras penetra a su pareja, es penetrada a su vez, por el juguete sexual.
Psicológicamente se suma que un hombre al ser penetrado valora más los momentos previos al coito ya que entiende la importancia de darle tiempo al ano para que se distensiones y pueda recibir un dildo; la misma experiencia que vive una mujer antes de la penetración (anal o vaginal).
Los heterosexuales que lo han probado (y no han tenido reservas en confesarlo) coinciden en que el placer es infinito. Los expertos afirman en que el mayor inconveniente que se arrastra todavía es que el hombre no puede recibir sexo porque considera que “eso es cosa de homosexuales”, por lo que desconocen la inmensa y variada fuente de orgasmos que se pierden. ¿Y tú, lo probarías?
