Uff ¡Todo un tema! Y más cuando se antepone la palabra “presión”.
Cuando alguien que amamos nos pone condiciones sentimos que se nos viene el mundo encima, ponemos en duda que realmente nos ama y no sabemos hasta qué punto debemos ceder a sus deseos.
En principio nadie nos puede o debe forzar a hacer algo que no queremos; ya no estamos en esas épocas donde nuestra familia nos obligaba a casarnos por una dote o para que alguien nos mantuviera; ahora tanto hombres como mujeres (en la mayoría de los países), somos libres de decidir qué queremos hacer con nuestra vida y existen Derechos Humanos que nos respaldan.
Podemos decidir si queremos hacer una carrera, casarnos, tener hijos/as, viajar, tener una religión, asociarnos a un partido político, realizar algún deporte, pertenecer a un grupo social, etc. Todo es únicamente nuestra decisión, de nadie más.
Sabemos que en las elecciones de vida influyen nuestra familia, amistades, redes sociales, cultura, religión, medios de comunicación, modas, etc. Por lo que es difícil oponerse a cumplir las expectativas de los demás, pues sentiremos rechazo y aislamiento. Por eso es importante tener muy claras cuáles son nuestras metas en la vida, nuestros valores y principios, qué cosas son en las que podemos ceder y qué otras nos rompen por completo nuestros sueños y esperanzas.
Por ejemplo: Si para mí es indiferente el matrimonio, pues no creo que con un papel la otra persona me ame más o menos, entonces puede ser una decisión flexible, dependiendo de qué tanto ame o quiera complacer a la otra persona. Si por el contrario, creo firmemente que el matrimonio es un contrato de bienes en el que se obliga legalmente a la otra persona a ciertas cosas y lo veo como algo negativo, no sería recomendable que accediera a algo en lo que no creo.
Por otro lado, si sí quiero casarme, pero creo que aún no estoy o estamos preparados, es mejor hablar claro y directo con mi pareja, conocer sus necesidades, miedos y expectativas para poder llegar a acuerdos. Por ejemplo: Si tu pareja te dice: “Me quiero casar y tener 3 hijos, porque es mi mayor anhelo en la vida”, Podrías llegar a un acuerdo con tu pareja, en el cual primero se fueran a vivir juntos para conocerse, ver qué tal se llevan y poder planificar si quieren hijos, cuántos y cuándo.
Por último, si tu pareja se porta de forma rígida e inflexible y no quiere llegar a acuerdos, será necesario decir adiós, pues sus proyectos de vida no son compatibles y es mejor que cada quien tome el camino que decida, aunque sea difícil y duela.
Mucho éxito. Cuéntame aquí abajo cómo te fue.